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19 marzo 2008

NCAA: todo preparado para la guerra final

Ya tenemos los cruces que decidirán el campeón del torneo de la NCAA de este año. Como siempre, opiniones para todos los gustos en relación al trabajo del comité de selección encargado de configurar el cuadro y sobre todo quejas sobre la propia configuración del comité, cuyos miembros, en muchos casos no tienen, como siempre recuerda Bobby Knight, ningún basketball background. O sea, que de baloncesto poco.

Una de las jugadas del comité ha sido emparejar a Indiana y a la favorita North Carolina en la segunda ronda (si vencen sus primeros partidos). Parece que alguien ha decidido pasar factura a los Hoosiers por el incidente Sampson. Otra cosa que no sea una victoria de NCU sería una monumental sorpresa.

Como siempre, en los corrillos más o menos frecuentados se rellenan las porras con los vencedores de cada eliminatoria, los famosos brackets, y se elige a las “cenicientas”, aquellos equipos que acaban con las aspiraciones de alguno de los favoritos. Al final, todo se decidirá en un maratón de eliminatorias a un solo partido. La primera ronda tendrá lugar los próximos 20 y 21 de marzo. Total, 32 partidos de nada.

En las pantallas de televisión aparecerán jugadores que serán muy pronto estrellas en la NBA y otros que no alcanzarán el éxito profesional pero cuyos nombres formarán parte de la leyenda de las finales universitarias. Christian Laettner o Steve Alford jugaron en la NBA pero nunca estuvieron más cerca de la gloria que cuando triunfaron en el torneo de la NCAA.

Publicado en Salir a Ganar

07 febrero 2008

Bobby Knight ha dimitido

Apenas recuperado del susto del fichaje de Shaq por los Suns leo una noticia acerca del nuevo entrenador de Texax Tech, Pat Knight ¿Qué ha pasado con su padre?

Tengo que "googlear" para descubrir que el incombustible Bobby Knight ha dimitido. Lleva 42 años como entrenador universitario ¿Será la jubilación del General?

19 julio 2007

Entrenando a Jordan

Bobby Knight
«Pensaba que ganaríamos. Pensaba que deberíamos ganar. Estaba convencido de que teníamos que ganar. Y nunca volveré a tener un honor tan grande». Bobby Knight resumía, de esta manera, sus sensaciones durante los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84. En aquella cita su camino se cruzó con el del mejor jugador de la historia.

En la primavera de 1984 Knight llevó setenta y cuatro jugadores a Bloomington (Indiana) para llevar a cabo el proceso de selección del equipo olímpico de Estados Unidos. Entre la gente de la NBA que ayudaron a aquel grupo se encontraba Jerry Colangelo. Se fueron realizando sucesivos cortes en el grupo, primero se quedaron treinta y dos jugadores, luego veinte, luego dieciséis, hasta los doce que se colgarían el oro.


La primera vez que Bobby Knight tuvo al grupo de los elegidos se dirigió a ellos: «Chicos, tenéis que tener fe en nosotros, la gente que os vamos a preparar. Si no pensáis que no habéis estado nunca mejor preparados para jugar al baloncesto, quiero que me lo digáis, porque tendremos que hacer algo para asegurarnos de que lo estéis». Ese mismo día, el entrenador de Indiana entregó a los doce miembros de su equipo una fotografía de Doug Blubaugh, por aquel entonces entrenador de lucha de la Universidad de Indiana y que ganó la medalla de oro en su especialidad en los Juegos Olímpicos de Roma 60. «Quiero que llevéis esta foto en vuestro bolsillo, a donde quiera que vayáis y estéis haciendo lo que estéis haciendo, hasta que tengáis la medalla de verdad». También les entregó otra fotografía más grande para que la tuviesen sobre cada cama en que durmiesen hasta el momento de la victoria final.

La primera vez que Knight oyó hablar de Michael Jordan fue al final del verano de 1981, cuando fue elegido seleccionador del equipo olímpico. «La primera persona que me habló de él fue mi hijo Tim, me dijo que había un chico, que la Universidad de North Carolina acababa de fichar, que sería el mejor jugador del país». Poco después preguntó a Dean Smith, durante una conversación telefónica, que qué tal era «ese Michael Jordan». Dean sólo le contestó que creía que podía llegar a ser un muy buen jugador y que deseaba que la esperanza de Tim Knight se cumpliese.

Cuando llegó el momento de la verdad, Jordan tuvo que escuchar al seleccionador dirigirse a él en los términos en los que Bobby Knight se dirigía a sus jugadores: «Vas a ser el líder del equipo, eres el mejor jugador, así que esperaré más de ti y también te pediré más. Pero a veces te echaré la bronca cuando no lo merezcas. Simplemente estaré dándole un mensaje a alguien más». El entrenador de Indiana tenía claro a quién tenía delante: «El tío era increíble. Cualquier cosa que hubiese que hacer él la podía hacer. Siempre podía meter una marcha más. Para mí, sin discusión, ha sido el mejor jugador de la historia».

Cuando llegó el momento del draft todo el mundo sabía que Houston, que tenía la primera elección, iba a elegir a Akeem Olajuwon. Stu Inman, de los Trail Blazers, comentó a Knight que se inclinaban a elegir a Sam Bowie, de Kentucky. Knight aconsejó a su amigo «tienes que elegir a Jordan». Inman le dijo que necesitaban a un “center”, a lo que Bobby Knight replicó: «Vale, pues ponle a jugar de cinco. Nadie le puede defender. Es el mejor jugador que hay». La verdad es que, aquella noche, los directivos de Chicago también estaban desilusionados por no haber podido elegir a ninguno de los dos primeros jugadores del draft.

La noche de la final olímpica, cuando Knight entró en el vestuario los jugadores estaban ya sentados. Cuando se volvió hacia la pizarra vio que había una nota, justo en el medio, que decía: «Entrenador, no se preocupe. Hemos tenido que soportar demasiada mierda como para perder ahora». No había duda de quién había sido el autor de la nota. «Todo el mundo estaba mirándome. Michael tenía la cabeza agachada, pero no pudo resistir mirar para ver qué iba a hacer yo. Todo lo que dije fue:

«OK, a jugar».

Publicado en Basket Confidencial, Solobasket y Zona Mixta.

02 julio 2007

El paleto de French Lick


Al inicio de la primera temporada de Larry Bird en Indiana State University, no acudían al pabellón de la universidad más que cuatro mil personas. Era una asistencia ridícula comparada con los llenos que se producían cada vez que jugaba el mejor equipo de Indiana: los “hoosiers” de Indiana University, con Bobby Knight al mando. Hay una pequeña historia que explica por qué el mejor jugador que ha dado el estado de Indiana eligió jugar para la hermana pobre, con la que acabaría jugando la final de la NCAA de 1979 frente a la vencedora Michigan State de “Magic” Johnson. La rivalidad de los dos jugadores que acabarían convirtiendo a la NBA en lo que es hoy en día, acababa de empezar, pero eso es otra historia.

De todas las ofertas que Bird tuvo para iniciar sus estudios universitarios, se inclinó por la que parecía la elección obvia para alguien de Indiana: la Indiana University del gran Bobby Knight. El entrenador jefe de I.U. había visto jugar a Larry en high school tres o cuatro veces y lo acabó firmando en la primavera 1974, cuando Bird cumplía su año senior en high school. Por aquel entonces el futuro alero de los Celtics no había alcanzado todavía la plenitud de su desarrollo físico. “Entonces no podía imaginar en qué se acabaría convirtiendo Bird, pero estaba seguro de que sería un muy buen jugador para nosotros”, explica Knight.

Cuando Larry se mudó a la capital del estado, prácticamente no había salido de su pequeño pueblo, French Lick, uno de los más pobres de un condado de entre los más míseros del estado de Indiana. Cuando se unió a su universidad todo era grande para aquel chico de pueblo, las distancias, las clases, el número de estudiantes. Además, estaba la cuestión económica, con apenas unos dólares en el bolsillo, tenía que llevar la ropa prestada de su compañero de habitación, Jim Wisman, que también le dejaba dinero cuando lo necesitaba. Bobby Knight recuerda que haber puesto a esos dos jugadores como compañeros de habitación fue un error por su cuenta. Eran caracteres demasiado diferentes.

El choque de pasar de vivir en un pueblo ,de apenas dos mil habitantes, a hacerlo en un campus universitario de más de treinta mil estudiantes fue tan grande y las sensaciones tan malas, que Bird decidió dejar el equipo y la universidad sin comentárselo ni a su entrenador ni a su propia familia. Larry no llegó a durar ni un mes y su equipo no había empezado a jugar. Simplemente empaquetó sus pocas pertenencias, fue caminando hacia la autopista e hizo autostop hasta que consiguió llegar a su pequeño pueblo.

Knight simplemente le dejó marchar. “Tenía muy buenos jugadores que estaban felices por estar donde estaban y estaba construyendo un gran equipo. No llegué a saber qué tipo de jugador acabaría siendo Bird hasta su año como junior en Indiana State”.

Bird explica el porqué de su marcha: “La gente pensó que hubo algún problema entre Knight y yo, pero no es cierto. La universidad era demasiado grande y yo añoraba mi casa”. Larry volvió a French Lick, donde trabajó para el ayuntamiento local cortando el césped, pintando bancos o conduciendo el camión de la basura.

Después de un año, inició sus estudios en Indiana State, donde tuvo que pasar un año sin jugar por haber cambiado de universidad. Los Sycamores, en las tres temporadas de Larry Bird en el equipo, lograrían un récord de victorias de 81-13 (50-1 jugando como locales). En su temporada como senior las estadísticas se fueron hasta los 33-1.

Fue cuando todavía le faltaba un año para acabar sus estudios cuando Red Auerbach le eligió con el número seis del draft de 1978. Al finalizar su etapa universitaria y conseguir el un contrato récord, por aquel entonces, como novato mejor pagado de la historia de la liga (firmó un contrato por tres millones de dólares) dijo aquello de que: “No importa lo bueno que soy, sigo siendo sólo un paleto de French Lick”.

Artículo publicado en Basket Confidencial, Solobasket y Zona Mixta