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04 noviembre 2006

Vuelve la NBA


La mejor liga del mundo acaba de comenzar. Nos espera un inacabable maratón de partidos más la propina de los play-off para los elegidos. La liga en la que todo es grande: los pabellones, los egos, los sueldos y los pantalones. Una competición poblada de graduados universitarios con más o menos buen expediente, de extranjeros con o sin estudios y de macarras con su particular interpretación de la segunda enmienda. El torneo que aloja a la tercera parte de los integrantes de la selección campeona del mundo, pero donde jugarán mucho más los integrantes del tercer equipo. Una temporada que será la primera sin el hombre y el puro que hicieron de los Celtics el equipo más laureado de la liga.

Cada año aparecen nuevos rostros que renuevan la imagen de la NBA. La temporada que comienza uno de los mayores impactos –dentro y/o fuera de la cancha– lo protagonizará un tipo blanco, larguirucho, lento, melenudo, con bigote y... diabético. Un trasunto de Larry Bird (comparación fácil cuando nos encontramos ante la enésima promesa de raza blanca) pero con el hándicap añadido de su enfermedad. El tipo es Adam Morrison, alero de gatillo fácil elegido por los Charlotte Bobcats en el tercer lugar del Draft de este año, justo el mismo número con el que fue elegido el jefe de operaciones de la franquicia, un tal Michael Jordan. Morrison es un diabético de tipo 1, y tiene que controlar sus niveles de insulina en la cancha, durante los partidos. Desde el inicio de su inacabada etapa universitaria se ha convertido en toda una referencia en su país para las personas que sufren esa enfermedad. Niega ser comunista, aunque no se corta y cita entre sus particulares referencias personales a Karl Marx, a Malcom X y al Che. Además es beneficiario, como cualquier hijo de vecino con un número alto en el Draft, de un contrato multimillonario y protagoniza anuncios publicitarios. Por cierto, parece que juega bien.

En cuanto al ganador del título apostaremos por los Phoenix Suns. El equipo de Arizona comandado por el MVP Steve Nash y secundado por Amaré Stoudemire y Shawn Marion promete, como siempre, velocidad y puntos. Con algo más de defensa estarán en lo más alto. Tras ellos San Antonio, con Ginobili y Oberto en su equipo inicial, y los últimos finalistas: Dallas y Miami. Como equipo revelación se vislumbra Toronto, el equipo más europeo de los que militan en la NBA, con Calderón y Garbajosa al acecho de los titulares. En cuanto a los otros dos jugadores españoles: a Sergio le llegará su oportunidad, si los Blazers siguen como el año pasado, y para Pau puede que se avecine un año de transición a la espera de poder dar el salto a un equipo campeón.

Publicado en Libertad Digital (11 de noviembre de 2006)

10 octubre 2006

¿Será 2007 el año del baloncesto?

Pepu Hernández lo dejó claro en la celebración de Plaza de Castilla: "BA-LON-CES-TO". Veintidós años antes, el equipo nacional de Díaz-Miguel se colgó la plata olímpica en Los Ángeles tras perder por 31 puntos contra los anfitriones, que contaban entre sus filas con unos universitarios apellidados Jordan, Ewing o Mullin. Entonces, Fernando Martín, Epi, Corbalán o De la Cruz tuvieron que mirar a los guiris desde el escalón de abajo. En el recién finalizado Campeonato del Mundo, la FIBA privó de ese gustazo a los nuestros y permitió que el enésimo pseudo-dream team saliera por patas de Japón. Aquellos madrugones del 84 significaron el despegue del deporte de la canasta en nuestro país: la recién nacida Liga ACB, los dos extranjeros por equipo, los carruseles radiofónicos de baloncesto, etc. El crecimiento de la competición nacional corrió en paralelo a los traspiés y decepciones de la selección culminados con el desastre ante Angola en Barcelona 92. Aquella decepción marcó el fin del boom hasta que la aparición en Lisboa de los Júniors de Oro –¡con Gasol en el banquillo!– nos hizo concebir nuevas esperanzas. A día de hoy sólo la selección ha logrado traspasar la barrera que separa al aficionado de toda la vida del gran público, ese público tan necesario para que la liga profesional vuelva a por sus fueros.

Cuatro españoles jugarán en la NBA la temporada que viene. A Gasol y Calderón se les unen Sergio Rodríguez (Blazers) y Jorge Garbajosa (Raptors), mientras aquí las plantillas se rellenan con jugadores extranjeros de usar y tirar haciendo que el aficionado no se pueda identificar con su equipo. Hubiesen podido ser cinco si el Barcelona no hubiese frenado a la "Bomba" Navarro, que deberá esperar un año más. El año próximo puede ser el turno de Rudy, sin olvidar que le pueden acompañar jugadores como Scola o Splitter, por ejemplo. En EE. UU., los españolitos serán una mínima parte de la creciente legión extranjera y, por supuesto, tendrán que pagar su peaje: el hacerse a una forma de jugar mucho más física e individual que aquella a la que están acostumbrados, el no tener nombre en una competición donde se respetan demasiado las jerarquías, la aclimatación a la vida en un país muy diferente, los continuos viajes...

Mientras que, en cuanto a calidad técnica, los jugadores europeos o sudamericanos nada tienen que envidiar a sus colegas estadounidenses, hay que reconocer que a nivel organizativo y publicitario seguimos a años luz de la liga estadounidense: las ligas nacionales e internacionales europeas siguen sin ofrecer al espectador razones para engancharse y la fuga de talentos no hace más que agravar el problema. Al baloncesto europeo –y por ende al español– sólo le queda una alternativa en el horizonte: la creación de una verdadera liga profesional continental, o bien la integración de una división europea en la NBA.

Como culminación al nuevo curso baloncestístico, el Eurobasket de 2007 se celebrará en España. Esperemos que la cita europea suponga la confirmación del despegue del mundo de la canasta y que, otra vez, Pepu Hernández pueda contar con los mejores jugadores. Alguien parece tener ya claras sus intenciones y hoy opina lo mismo que opinaba ayer a pesar de las ganas del político de turno de aprovechar el tirón del deporte. Quizás en 2007 al niño malo del famoso anuncio le dará por echar a un angelito de una cancha de baloncesto.

artículo publicado en Libertad Digital (4 de octubre de 2006)