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09 diciembre 2016

Gente que te encuentras en el gimnasio: Gheorghe Mureșan

george muresan


Hace una semana lo vi en el gimnasio, moviéndose todavía mucho más lentamente de lo que lo hacía como jugador. Supongo que hacía pesas, tratando de luchar contra las complicaciones físicas derivadas de la acromegalia o quizás solo hacía ejercicio, como el resto de los que allí estábamos. Rechazó mi petición de una foto con la excusa de que no estaba permitido sacarlas en las instalaciones, me dio las gracias y siguió ejercitándose.

Por lo visto, Gheorghe Mureșan lleva ya unos años viviendo en el condado de Montgomery (Maryland).

La carrera de Muresan en la NBA


El rumano jugó en la NBA desde 1993 hasta 2000. Fue elegido en la segunda ronda del draft de 1993, con el número 30, por los Washington Bullets con los que jugó sus primeras cuatro temporadas en la liga.

En la temporada 1995-96 fue elegido el jugador con mayor progresión, con promedios de 14,5 puntos, 9,6 rebotes y 2,26 tapones por partido. Tras los Bullets, jugó con los New Jersey Nets dos temporadas hasta que finalmente sus persistentes problemas de espalda pusieron fin a su carrera en la NBA. Luego jugó una temporada más en Francia y cuatro más con los Maryland Nighthawks, una franquicia de una liga semiprofesional.

En Washington coincidió con Muggsy Bogues, el jugador de menor altura de la historia de la NBA y llevaba el número 77 haciendo referencia a su altura (7 pies y 7 pulgadas; 2,32 metros de altura).

Récords de altura


Muresan es la segunda persona más alta viva de entre todos los ciudadanos de la Unión Europea, tras el también ex jugador Neil Fingleton (ex CB Illescas y CB Ciudad Real) que apenas le saca unos milímetros.

Muresan es, junto a Manute Bol, el jugador más alto de toda la historia de la NBA.

El hijo de Muresan


El hijo mayor de Muresan, George, es jugador de primer año de la Universidad de Georgetown.


29 octubre 2016

Loquillo, ese jugador de baloncesto


Loquillo lleva encima de los escenarios, bien en solitario, con Los Intocables o con los Trogloditas, casi cuarenta años. Atrás quedan una treintena de discos publicados, cientos de miles vendidos y hasta una nominación a los premio Grammy por su disco Balmoral.

Loquillo
No descubrimos nada si decimos que lo suyo, antes de querer ser feliz con un camión, era el balón de baloncesto. En las canchas de Barcelona compartió vestuario con Epi —en el Colegio Alpe— y llegó a jugar en el añorado Cotonificio de Badalona, a las órdenes de Aíto García Reneses y junto con Andrés Jiménez. Jugaba de escolta.

Precisamente fue Epi quien le puso el apodo de Loquillo. Así se lo contaba el Loco a Olga Viza:
«En un Campeonato de España de escolares salté para coger un pase de Epi, pero me lanzó la pelota a tal velocidad que acabé empotrado en la valla de protección. Se acercó y me dijo: "Ya no eres el pájaro loco, ahora pareces un loquillo". Y lo que decía Epi iba a misa. Me empezaron a llamar así y lo que parecía casi una humillación se ha convertido en una marca».
Loquillo todavía se reúne de vez en cuando para jugar con sus excompañeros de equipo y también lo hace con la selección catalana de veteranos: «Juego con Creus o Solozábal, a los que es una gozada ver jugar. Creo que Nacho podría jugar todavía en la liga ACB».

En el vídeo de «Memorias de jóvenes airados» (a continuación) se le puede ver jugar con algunos de sus antiguos compañeros: Epi, Nacho Solozábal, Andrés Jiménez, Manolo Flores y Javier Mendiburu.


¿Su ídolo en la NBA? Larry Bird, otro pájaro...

José María Sanz Beltrán anda ahora metido en otras cosas, además de la música y del basket, como escribir novelas y producir documentales.

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21 octubre 2016

Mike Bibby y el peor tatuaje de la historia

tatuaje de Mike Bibby

Mike Bibby, como tantos otros deportistas profesionales, es un loco de los tattoos. Una afición como otra cualquiera, pero que no debería estar reñida con el buen gusto. El ex jugador de los Sacramento Kings -el equipo en que jugó más temporadas- tiene en uno de sus gemelos la joya del diseño que se puede apreciar en la foto. No me digáis que no es un pelín hortera.

La cosa no queda ahí: en su sitio oficial, Bibby muestra todos los tatuajes que decoran su cuerpo. Ni el protagonista de Prison Break...