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29 mayo 2009

¿Es esto un atraco?

Por Denver no están muy de acuerdo con cómo se están arbitrando los partidos. Un par de mensajes al móvil desde Colorado me han hecho repasar crónicas y entrevistas post partido y me encuentro con que los aspavientos con los que los de Denver reaccionan ante las decisiones arbitrales han sido seguidos de declaraciones ante la prensa. El tema de los árbitros no se queda en el fútbol.

Lo último ha sido la pataleta de George Karl después del quinto partido en la que Pau Gasol ha sido puesto como ejemplo de la, según el entrenador de los Nuggets, diferencia de trato por parte de los árbitros.

Pero la cosa no ha quedado allí y hasta se ha hablado de ¡¡¡compra de un partido!!! El precio: 50.000 dólares, la multa que pagaron los Lakers por criticar a los árbitros tras el cuarto encuentro. El razonamiento de los Nuggets es que la multa fue poco menos que una inversión para cambiar el criterio arbitral y ser beneficiados en el siguiente partido. 

¿Pretenden los Nuggets que sean esta vez ellos los beneficiados? ¿Es una reacción en caliente de deportistas con mal perder? El siguiente partido en Denver va a ser la guerra...

12 octubre 2008

La NBA prefiere a Obama

En Estados Unidos lo de decantarse políticamente de manera abierta es algo habitual. No hace falta ni siquiera preguntar por el tema. El último de los protagonistas de la NBA en dejar oír su opinión sobre quién debe de ser el próximo presidente de los Estados Unidos ha sido George Karl.

El entrenador de los Nuggets ha declarado al Denver Post que espera que Barack Obama sea el ganador de las elecciones del 4 de noviembre. Esperemos que su decisión de apoyar a don Barack esté basada en algo más que en lo que exponía el periodista en el artículo.

Como él opinan la práctica totalidad de los protagonistas de la liga (habría que preguntarse qué piensan los propietarios). Cuando se leen o se escuchan las declaraciones de Lebron James -otro de los seguidores del senador Obama- y de sus compañeros uno llega a la conclusión de que el nivel formativo de muchos de los jugadores deja bastante que desear, y no porque elijan a uno u otro candidato, sino porque opinan de un tema tan importante para el país con demasiada alegría y sin dar ninguna razón.

En todo caso, alegra saber que trabajadores como ellos a los que el candidato demócrata parece decidido a subirles los impuestos den una muestra tan grande de desprendimiento y apoyo al presupuesto federal. Los que quedamos a salvo de la subida nos quedamos la mar de contentos.

28 abril 2008

El puesto de George Karl no peligra

Parece que a pesar de que su equipo lo tiene más que crudo en los playoffs, y de que muchos se las prometían muy felices con la pareja Carmelo-Iverson, el puesto de Karl no corre peligro alguno.

En cambio Sam Vicent, que fue una apuesta personal de Michael Jordan, tendrá que buscarse otro puesto de trabajo después de ser despedido, tras un año al mando de los Bobcats. Y sustitutos no le faltan: el mismo Paul Silas que no consiguió el puesto el año pasado ya se ha propuesto para el cargo y Larry Brown, viejo conocido de Air Jordan, está también en la lista.

13 marzo 2007

Coby y George Karl unidos por la enfermedad

Nada más escuchar la noticia, George Karl pensó en en William Rehnquist que fuera juez del Tribunal Supremo. El magistrado había muerto a causa de un cáncer de tiroides meses antes y ahora era su propio hijo, Coby, el que debía enfrentarse a la misma enfermedad a los 22 años. Coby Karl era aquel mocoso que lloró desconsoladamente por la muerte de Fernando Martín.

Estupendo artículo de Fabrizio Giampieri en el País:

Nada más escuchar la noticia, el entrenador de los Nuggets de Denver, George Karl, pensó en el que fuera juez del Tribunal Supremo. En William Rehnquist. El magistrado había muerto a causa de un cáncer de tiroides meses antes y ahora era su propio hijo, Coby, el que debía enfrentarse a la misma enfermedad a los 22 años.
La muerte era algo que aterraba a Karl desde el momento más doloroso que debió sufrir en su carrera deportiva. La muerte de Fernando Martín en diciembre de 1989 le tocó como entrenador del Real Madrid. Nunca imaginó que casi 20 años después volvería a sentir el mismo vacío en el estómago, el mismo miedo de sólo pensar que la carrera de su hijo, base de la universidad de Boise State, en el Estado de Idaho, podía truncarse por algo que él vivió a los 54 años. El cáncer no era desconocido para Karl, a quien le encontraron un tumor en la próstata en 2005. Una enfermedad unía por primera vez a padre e hijo en sus vidas.
George Karl no es que hubiera sido exactamente candidato al galardón de padre del año. Si tenía que elegir entre leer un cuento a sus hijos o ver partidos de sus rivales, elegía siempre lo segundo. En una ocasión, cuando entrenaba a los Sonics de Seattle, un balón acabó impactando en la cara de Coby, que era recogepelotas del equipo. Tras ver las lágrimas de su hijo, Karl miró hacia otro lado y siguió entrenando.
Como un trotamundos, Coby no terminó un curso en el mismo colegio donde comenzó hasta los 12 años. La profesión de su padre le llevó de San Francisco a Cleveland, donde entrenó en la NBA, a Albany, entrenando en la CBA, a Madrid y de vuelta a la NBA donde dirigió a Seattle y a Milwaukee.
Poco después de llegar a la Universidad de Carolina del Norte, George Karl fue apodado Kamikaze Kid, por su tendencia a arriesgar cada hueso de su cuerpo en beneficio de la posesión del balón. Abrasivo como defensa, líder absoluto del ataque, Karl creció como jugador pensando que era mejor de lo que pensaban los que le juzgaban. Ningún apodo se ajustaba tanto a su manera de jugar y a la de enfrentarse a la vida. Su carácter incendiario, unido a su obsesión por la victoria, le convirtieron en uno de los personajes más odiados de la Liga. Tanto como jugador de los Spurs de San Antonio, donde jugó sus únicas cinco temporadas, o como entrenador se le definió como testarudo, egocéntrico o paranoico.
Pero así como ignoraba a su hijo, George Karl no era propenso a construir una muralla entre él y sus jugadores. Cuando el propietario del equipo de Great Falls se declaró en bancarrota, Karl sacó del banco sus ahorros para pagar el salario de sus jugadores. Más tarde, cuando uno de sus asistentes se quedó sin coche, el entrenador le compró uno.
A pesar de la distancia, padre e hijo se parecen mucho en la manera de entender el baloncesto. Cuando a Coby le fue diagnosticado el cáncer en febrero de 2006, lo escondió de todo el mundo. Sólo una vez acabada la temporada le comunicó la noticia a su familia y a sus compañeros. Influenciado por la filosofía de su padre de que el equipo es lo primero, su única intención era no convertirse en una distracción. El año antes Karl utilizó la misma táctica. Tras conocer que sufría de cáncer esperó a que su equipo dijera adiós a los playoff para darlo a conocer.
Tras serle extirpada la glándula tiroides y superar la enfermedad, Coby escribió su nombre en la lista del draft de la NBA. Acudió a los campamentos que organiza la Liga para los jugadores que intentan saltar al profesionalismo y, ante jugadores con más nombre, destacó como un base que conocía de la A a la Z los secretos de su posición. Lo que vieron en el pequeño Karl era un chico normal técnicamente pero con un cerebro que funcionaba mucho más rápido que los del resto. Antes del draft retiró su nombre para jugar un último año en la universidad. Ahora su padre busca un base suplente para los Nuggets de Denver. Puede que la solución siempre la tuviese en casa.

18 diciembre 2006

Puñetazos y el Torneo de Navidad



Otra vez han sacado los puños a pasear en la NBA. Esta vez el lugar elegido ha sido el templo del pugilismo, el Madison Square Garden. El partido de ayer sábado entre los Knicks y los Nuggets acabó con diez jugadores expulsados, entre ellos el máximo anotador de la competición Carmelo Anthony, que le atizó un poco al estilo "que te pego leche" a un rival antes de salir corriendo para evitar ser objeto del mismo ritual barriobajero.

La pelea empezó por una falta cometida por el novato de los Knicks, Mardy Collins, que estaba, como sus compañeros, pelín mosqueado por la paliza que estaban recibiendo por parte de Denver. En el momento de la pelea faltaba algo más de un minuto para el final del partido y Denver ganaba por una veintena de puntos, mientras George Karl –aquel entrenador del Real Madrid– seguía con su quinteto inicial en cancha, a pesar de lo abultado del resultado. Contravenir una regla no escrita del basket parece que no gustó nada a los chicos de Thomas.

No se veía nada parecido en la NBA desde que, hace dos temporadas, algunos jugadores de los Pacers decidieron, visto que no podían seguir sacudiéndose con sus rivales, saltar a las gradas y zumbar, emulando a Eric Cantona, a los aficionados de Detroit. Después de aquella trifulca la NBA, o sea Stern, tomó la decisión de limpiar la imagen de la liga imponiendo una serie de medidas que impidiesen, en el futuro, que los jugadores tuviesen inclinaciones boxísticas. Después de lo de anoche tendrán que volver a tirar de repertorio legal, si es que se dejaron algo en el tintero, o pensar si lo que puede, a veces, hacer templar los ánimos es tocar los bolsillos recurriendo a las sanciones económicas; a ver cuando se deciden a hacerlas proporcionales a los salarios.

Para los despistados que, después de contemplar el edificante espectáculo navideño de la NBA, busquen en las parrillas televisivas los horarios del Torneo de Navidad del Real Madrid, les comunicamos que el de este año ya se celebró... en septiembre. Si, ese torneo, con más de cuatro décadas de historia, repleto de momentos y de nombres y equipos ilustres, como la visita de North Carolina, la imagen de un joven Sabonis destrozando el tablero o el debut de José Biriukov. Sí, ese torneo tan tradicional que constituía casi la única posibilidad de ver deporte por televisión en Navidad. Ya solamente nos quedará el tradicional petardo de los saltos alpinos para sobrellevar la resaca de año nuevo.

La caída del muro nos dejó sin la visita de la selección de la URSS, poco proclive a celebraciones navideñas, y el resto de equipos con tirón prefirieron quedarse en casa. Al menos era eso lo que nos contaban para justificar que los rivales fueran cada vez peores. La decisión más fácil fue la de cambiar de fechas; de ese modo el Real Madrid comenzó esta temporada enfrentándose al Lietuvos Rytas que, a pesar de ser el campeón lituano y de jugar en la ULEB, extrañamente no pareció llamar la atención del aficionado, o sea exactamente igual que cualquier sparring navideño en los últimos años. El Torneo de Navidad ha pasado a la historia; el Memorial Fernando Martín-Raimundo Saporta merecería tener mejor suerte.

Artículo publicado en Libertad Digital (17/12/2006)