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20 marzo 2009

Gasol, el mago

Artículo de Ignacio López Calvo

En dos de los últimos partidos de los Lakers, Pau Gasol ha cuajado dos primeras partes espectaculares (10 canastas de 10 intentos y 6 de 7) sólo para acabar desapareciendo por arte de magia en el segundo tiempo. En el primer partido los comentaristas ya se preguntaban si acabaría batiendo uno de los muchos récords de Wilt Chamberlain: el de 18 canastas de 18 intentos. Al día siguiente, sin embargo, la prensa elogió a Kobe Bryant y a Trevor Ariza, pero no a Gasol, porque apenas metió un par de canastas en todo el segundo tiempo, que es cuando de veras cuentan.

De manera sumamente atípica, en las entrevistas después del segundo partido Gasol comentó que sí, que había sido una pena, y que le gustaría empezar a recibir más balones dentro. El comentario sorprendió a propios y extraños, incluido a mí. Primeramente, aquí hay un refrán que dice que cuando algo no está estropeado, no hay que intentar arreglarlo; los Lakers tienen el segundo mejor récord de la liga, después de los Cleveland Cavaliers de LeBron James, y nadie quiere oír quejas que suenen a los pucheros que hacía en su tiempo Shaquille O’Neal con los mismos rollos. Es la NBA y aquí todo el mundo (quitando cuatro o cinco como Gasol) piensa en sus propios porcentajes y en algún mate espectacular que pueda abrir la posibilidad a un contrato con Nike, más que en ganar partidos o títulos.

Es cierto que jugando de pívot, si los bases y aleros no te pasan el balón, no hay nada que hacer. No obstante, Andrew Bynum, el compañero de Gasol, nunca tiene ese problema. Cuando le pasan el balón, se la juega porque no hay tiro que le parezca demasiado difícil ni arriesgado. Segundo, pide constantemente que le pasen el balón, tanto con las manos como con su lenguaje corporal. No estoy sugiriendo que sea esto lo que tiene que hacer Pau; no es ese tipo de jugador. Lo que digo es que en el segundo tiempo de estos dos partidos, sí le pasaron de vez en cuando el balón a Pau y, aunque no hay duda de que estaba en racha y se deberían haber contado más con él en ataque, una y otra vez se optó por pasárselo a otros compañeros que a veces no estaban en tan buena posición. Así que luego que no se queje…

En mi modesta opinión, tiene que dejar de ser tan generoso en la cancha y sobre todo olvidarse de volver a lloriquearle a la prensa, cosa que no le apetece volver a oír a ningún aficionado de los Lakers ni mucho menos al chupón de Kobe Bryant (por cierto, ¿no había oído hablar de él Gasol antes de fichar por los Lakers?). Cuando juzgue que está en racha o que no les están pasando el balón lo suficiente, lo que debe hacer es exigir con su lenguaje corporal que se le pasen el balón y jugárselo sin contemplaciones. Si no entran, ahí está el Zen Master, su entrenador, para sentarlo en el banquillo.

En cualquier caso, sigo con la corazonada de que los Lakers ganarán el título este año, venciendo en 5 ó 6 partidos a los Spurs, y yendo a la final contra LeBron James y sus Cavaliers, quienes probablemente derrotarán a los Orlando Magic de Howard o a los muy lesionados Celtics.

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